Ciudad

I

HACE FRIO AFUERA.

Tanto que se me congelan los pensamientos. Me vuelvo inerte.

Pero vuelvo a la realidad, cuando siento su aliento en mi cuello y sus manos enredandose en mi cabello. Estoy viva, tú me das el soplo de vida, y sonrío como niña buena al girarme hacía tu cuerpo. Miro a mi alrededor y solo te veo a ti, como una estrella fosforecente en un agujero negro y mi corazón late fuerte, yo te quiero en este momento  de la tarde que se hace noche.

El mundo es un hermoso lugar para nacer. Y es una suerte que los dos hayamos nacido aquí, para podernos encontrar.

El mundo es un hermoso lugar para sentir y  para vivir. Y lo es mas aun ahora que me acompañas. Ya no estoy sola.

La ciudad es una gran metáfora. Tú eres su enigma mayor. La ciudad me gusta más, cuando estoy contigo, pegada a ti, sintiendo tu olor y aunque  hace frio afuera algo dentro de mi, algo tibio y confuso nace. Es felicidad.

Caminamos como iluminados. Sin pensar, con mucho sentir y al final de la calle me besas.

Nos reimos como si nada mas existiera y mientras inventamos un nuevo lenguaje de carcajadas, me miras y en tus ojos me reflejo: Única. 

Sueño que el aleteo de una mariposa al otro lado del mundo es el tiempo y de pronto se detiene me sostiene y me besas de nuevo, o para siempre.

La sangre que recorre mi cuerpo, los latidos de mi corazon... todo  se suspende y nada existe. Estamos solos ahi, aunque haya 3 mil personas, ¿estaran ellas sintiendo lo mismo que yo? Millones de corazones rojos y uno azul, diciendo: Te quiero, te quiero.

Imagino...

Cae la primera gota de lluvia sobre tu pelo color universo, caen mas y pareces la noche salpicada de estrellas. 

Son cosas cursis... No me importa.

II

LOS PECES EN LA PECERA.

 El tapiz verde y cosas que nadie entiende, solo tu, solo yo, solo tu y yo. Hablas y te callas, tus pausas son entrecortadas, me miras como si nunca lo hubieras hecho antes. Me quieres. Lo siento. 

Tengo frio. Pero tus palabras que no  saben a Borges y que no saben de Miró me detienen en las inmensas posibilidades del buscador de caminos, entre la niebla. No eres un Mondrian aguado, algo dices y yo sigo contigo, acurrucada, flotando levemente.

Alguien Busca.

Nadie nos ve, solo somos.

 Te pierdes en tu insoldable mente y hueles a silencio pertubardor. Estoy muriendo en tu reserva peligrosa. 

Regresas a mi y un destello me revive.

- Hace frio- sonries- vamos a Casa. Nuestro dedos se cruzan en forma de felicidad.

Y todo esto que escribo, no puede encerrar todo eso que me haces sentir.